martes, 27 de diciembre de 2011

EL PODER REPARADOR DE LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

(Extraido del Diario de Santa Faustina Kowalska)


474.- El dia siguiente, Viernes 13 XI 1935.
Por la tarde, estando yo en mi celda, vi al angel, ejecutor de la Ira de Dios. Tenia una túnica clara, el rostro resplandeciente; una nube debajo de sus pies, de la nube salian rayos y relámpagos e iban a las manos y de su mano salian y alcanzaban la Tierra. Al ver esta señal de la Ira Divina que iba a castigar la Tierra y especialmente a cierto lugar, por justos motivos no puedo nombrar, empece a pedir al Angel que se contuviera por algún tiempo y el mundo haría penitencia. Pero mi suplica era nada comparada con la Ira de Dios. En aquel momento vi a la Santisima Trinidad. La grandeza de su Majestad me penetro profundamente y no me atrevi a repetir la plegaria. En aquel mismo instante sentí en mi alma la fuerza de la gracia de Jesus que mora en mi alma; al darme cuenta de esta gracia, en el mismo momento fui raptada delante del trono de Dios. Oh, que grande es el Señor y Dios nuestro e increíble su santidad. No tratare de describir esta grandeza porque dentro de poco la veremos todos, tal como es. Me puse a rogar a Dios por el mundo con las palabras que oi dentro de mi.


Cuando asi rezaba, vi la impotencia del Angel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía por los pecados. Nunca antes había rogado con tal potencia interior como entoces. Las palabras con las cuales suplicaba a Dios son las siguientes: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadisimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasion, ten misercordia de nosotros.

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